La Casa Blanca
Oficina del Secretario de Prensa
Para su difusión inmediata
6 de diciembre de 2017
PROCLAMA DEL PRESIDENTE DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMERICA
La política exterior de los Estados Unidos se arraiga en el realismo basado en principios que comienza con un reconocimiento honesto de los hechos concretos. Con respecto al Estado de Israel, esto requiere el reconocimiento oficial de Jerusalén como su capital y la reubicación de la Embajada de Estados Unidos en Israel, en Jerusalén tan pronto como sea posible.
El Congreso, desde la Ley de la Embajada en Jerusalén de 1995 (Ley Publica 104-45) (“la ley”), ha instado a los Estados Unidos a reconocer a Jerusalén como la capital de Israel y a reubicar nuestra Embajada en Israel en dicha ciudad. El Senado de los Estados Unidos reconfirmó la ley por unanimidad, el 5 de junio de 2017.
Hoy, 22 años después de la aprobación de la ley, he determinado que es el momento para que Estados Unidos oficialice el reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel. Este reconocimiento de la realidad, pendiente desde hace mucho tiempo, resulta en favor de los intereses tanto de Estados Unidos como de la búsqueda de la paz entre Israel y los palestinos.
Hace setenta años, Estados Unidos, bajo la presidencia del presidente Truman, reconoció al Estado de Israel. Desde entonces, el Estado de Israel estableció su capital en Jerusalén, la capital establecida por el pueblo judío en épocas ancestrales. Hoy, Jerusalén es sede del gobierno israelí, del parlamento de Israel, el Knesset; de la Corte Suprema, de las residencias de sus Primeros Ministros y del Presidente, y la sede de muchos de los principales ministerios de gobierno. Jerusalén es el lugar donde funcionarios de Estados Unidos, incluido el Presidente, se reúnen con sus colegas de Israel. Por lo tanto, resulta pertinente para los Estados Unidos reconocer a Jerusalén como capital de Israel.
Asimismo, he determinado la reubicación de la Embajada de Estados Unidos en Israel, de Tel Aviv a Jerusalén. Esta medida se condice con la voluntad del Congreso, manifestada en la ley.
Las medidas de hoy, relacionadas con el reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel y el anuncio de reubicación de nuestra embajada, no significan abandono del fuerte compromiso de Estados Unidos para facilitar un acuerdo de paz duradero. Estados Unidos sigue sin tomar una postura sobre cualquier cuestión relacionada con el status definitivo. Los límites específicos de la soberanía de Israel en Jerusalén dependen de negociaciones entre las partes sobre el status final.
Por sobre todo, nuestra mayor esperanza es que haya paz, inclusive a través de una solución de dos estados, si fuera acordado por ambas partes. La paz nunca deja de estar al alcance de los que desean encontrarla. Mientras tanto, Estados Unidos continúa apoyando la situación actual en los lugares santos de Jerusalén tales como la del Monte del Templo, conocido también como Haram al Sharif. Jerusalén es hoy, y debe seguir siendo, un lugar donde los judíos oran en el Muro de los Lamentos, donde los cristianos recorren el Vía Crucis y donde los musulmanes rinden culto en la Mezquita de Al-Aqsa.
Con esta decisión, mi administración reafirma su compromiso histórico de construir un futuro de paz y seguridad en el Medio Oriente. Es momento que todas las naciones y pueblos civilizados respondan al desacuerdo con un debate razonado, no con violencia sin sentido, y de que se alcen voces jóvenes y moderadas en todo el Medio Oriente para reclamar para sí mismos un futuro brillante y hermoso. Hoy, propongo volver a transitar una vía de entendimiento y respeto mutuo, repensar viejos supuestos y abrir nuestros corazones y mentes a nuevas posibilidades. Insto a los líderes del Medio Oriente, políticos y religiosos; israelíes y palestinos; judíos, cristianos y musulmanes, a acompañarnos en esta noble búsqueda por la paz duradera.
POR CUANTO, YO, DONALD J. TRUMP, Presidente de los Estados Unidos de América, en virtud de la autoridad que me fuera conferida por la Constitución y las leyes de los Estados Unidos, proclamo por la presente que Estados Unidos reconoce a Jerusalén como capital del Estado de Israel y que la Embajada de Estados Unidos en Israel será reubicada en Jerusalén tan pronto como sea factible.
EN TESTIMONIO DE LO CUAL, firmo esta proclama el seis de diciembre del año dos mil diecisiete y en el aniversario doscientos cuarenta y dos de la Independencia de los Estados Unidos de América.
DONALD J. TRUMP