Rick Yancey en Argentina

Rick Yancey

Invitado por la Embajada, Rick Yancey visita la Argentina y se encontrará con sus lectores en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires.

Sábado 7 de mayo
Feria Internacional del Libro de Buenos Aires
Predio La Rural

14:00 horas
Charla y entrevista con Macarena Yanelli
Sala José Hernandez – Pabellón Rojo

15:30 horas
Firma de ejemplares
Pabellón 8

Domingo 8 de mayo
Feria Internacional del Libro de Buenos Aires
Predio La Rural

13:30 horas
Panel en la convención de Bloggers
Sala Jorge Luis Borges 

14:00 horas
Firma de ejemplares
Riverside Agency – Stand 720 – Pabellón Azul

BIOGRAFIA

Rick es autor de quince novelas y un libro de memorias. Sus libros han sido publicados en más de treinta idiomas y han recibido múltiples distinciones y premios en todo el mundo. La novela “Las extraordinarias aventuras de Alfred Kropp”, dirigida a un público juvenil y adolescente, fue distinguida como el “Mejor libro del año” por la revista Publishers Weekly y nominada al premio “Carnegie Medal”.  En 2010, Rick recibió el Premio de Honor “Michael L. Printz” por “El monstruólogo”. La secuela “La maldición de Wendigo” fue finalista del concurso literario de Los Angeles Times. Su última novela, “La quinta onda”, la primera de una trilogía épica de ciencia ficción, hizo su debut mundial en 2013, y en breve, será llevada a la pantalla grande por GK Films y Sony Pictures.

Rick nació en Miami, Florida, un día domingo. Tres días después, sus nuevos padres condujeron 225 millas desde su hogar natal en Lakeland para conocerlo. Su primera impresión debe haber sido buena porque decidieron darle un hogar y criarlo de la mejor manera posible. Lo llamaron John Richard, pero nunca nadie lo llamó John, excepto por sus maestros el primer día de clase, y más tarde, los bancos, empresas de tarjetas de crédito y la gente del gobierno como los funcionarios de Maryland, Virginia. Lo llamaban Rick en honor al juez a cargo de la adopción. Sin embargo, mientras iba creciendo, Rick pensó que a su padre no le gustaba ese nombre porque rara vez lo usaba. La mayor parte del tiempo, lo llamaba “hombrecito” o “mi hijo” o usaba el nombre que lo ponía loco que era “Jay”, el nombre de su hermano mayor. Para compensar un poco, su padre llamaba a Jay, “Rick”. El padre de Rick era abogado y político, y Rick siempre se preguntaba por qué no era mejor para los nombres.

Rick creció en una granja de tres ambientes en Staunton Avenue.  En el centro de Florida, los veranos son calurosos y duran más que los del norte. Había muchos niños en el vecindario y todos se quedaban jugando afuera hasta tarde hasta que se abrían las puertas y se escuchaba a las madres llamando: “¡adentro!” La casa de Rick era el centro de reunión para jugar porque tenía el jardín más grande y había un alero para guardar el auto que servía como refugio contra el mal tiempo. Tenía buenos árboles para trepar, un juego de hamacas y una gran mesa de origen incierto en el jardín trasero, con tapa de mármol que era excelente como escenario. Tener un escenario era algo muy bueno para un chico con una imaginación tan prolífica.

Rick escribió su primer cuento corto cuando estaba en séptimo grado, como tarea para una clase de inglés. Escribió la historia a mano y su madre que era secretaria letrada la pasó a máquina. Se sacó un 10. Rick no era el peor de la clase en la escuela Crystal Lake Junior High pero tampoco era el mejor.  No se sacaba muchos 10 así que ese 10 significaba mucho, más el hecho de que le gustó realmente escribir la historia. Se suponía que tenía que tener cinco páginas pero la historia de Rick terminó teniendo veinticinco. Le escribió una nota a su maestra que decía: “Perdón porque es muy larga”. La maestra le contestó: “Nunca te disculpes por algo de lo que deberías estar orgulloso”. Ese fue el día en que Rick pensó en que tal vez le gustaría ser escritor.

Después de un año en el Florida Southern College, Rick decidió cambiarse a la Florida State University. Al término de otro año, volvió a mudarse; esta vez a Chicago, en donde asistió a la Roosevelt University y se graduó con un título de inglés, que a entender de su padre, era un excelente paso para seguir la carrera de abogacía. Rick decidió volver a mudarse a Florida después de vivir cuatro años en Chicago. Los inviernos eran insoportablemente fríos, no tenía un muy buen trabajo y la vida en la gran ciudad no era la gran aventura que había imaginado.

Rick daba algunas clases de inglés, actuaba en algunas obras de teatro y dirigía en el teatro de la comunidad local; inclusive volvió a la granja por un tiempo, las tierras húmedas en donde se gestaron sus elaboradas ensoñaciones. En 1991, respondió a un aviso del diario por una búsqueda laboral para un puesto en el gobierno y resultó ser en el Servicio de Impuestos Internos.  Trabajó allí durante las siguientes doce semanas, primero en Florida y luego en Tennessee. Se enamoró, se casó, crió una familia con tres hijos varones (quienes cuando eran chicos creían que su papá trabajaba de superhéroe en sus ratos libres) y escribió guiones en su tiempo libre. Él tenía esta extraña idea de que podía entrar en la industria del cine desde Knoxville, Tennessee. Su esposa –quien es su mejor amiga – le dijo que uno de sus guiones sería un libro excelente y un día decidió que así podría ser. Entonces escribió un libro que llamó “A Burning in Homeland” y durante los siguientes diez meses trató de encontrar a alguien que quisiera publicarlo. Finalmente, en 2001, lo encontró.

Rick dejó su trabajo en 2004 para escribir a tiempo completo. Escribió “Confesiones de un recaudador de impuestos” que relata sus días en el Servicio de Impuestos Internos. Escribió la serie “El detective altamente efectivo” que trata sobre un torpe investigador privado que vive en Knoxville. Escribió la serie de Alfred Kropp sobre un joven que salva el mundo con la espada del Rey Arturo, Excalibur.   Posteriormente, escribió la serie “El monstruólogo”, en la que un médico del siglo XIX y su joven aprendiz viajan por el mundo cazando y siendo cazados por monstruos.  En la actualidad, Rick escribe la serie “La quinta onda”, que trata sobre alienígenas y el fin del mundo; dos temas en los que probablemente piensa más de lo que es bueno para él. Escribe casi todos los días porque es lo que debería estar haciendo. Ese es el lugar hacia el cual sus ensueños trataban de llevarlo.

Ahora,  está de regreso en su estado natal con su gran amor, su hijo menor y un bebé de dos años llamado Max. Ahora piensa que a Max quisiera haberlo llamado Yankee o quizás Ramen. Cuando no está soñando despierto, a Rick le gusta hacer largas caminatas con su esposa, viajar a las Islas Doradas de Georgia y hacer proyectos relacionados con su casa porque escribir no parece ser un trabajo real o al menos no es el tipo de trabajo de duro, que saca cayos, que se hace en la granja con el ganado.